Para vencer al enemigo tienes que conocer sus tácticas.
Claro, es una forma de hablar, no quiero decir que los publicistas sean literalmente el enemigo. Pero tampoco seamos ingenuos. No me dirás que tú te imaginas al publicista trabajando y preguntándose “¿Cómo puedo presentar este producto para que los clientes puedan sopesar sus virtudes y sus defectos y hacer una buena compra?”
Evidentemente su trabajo consiste en tratar de manipular nuestros sentidos y emociones para que veamos la realidad ligeramente distorsionada y crearnos una necesidad lo más imperiosa y urgente posible de conseguir su producto.
Para evitar esta manipulación es necesario conocer los métodos que se utilizan con ese fin y tratar de analizar nuestras compras con objetividad.
Enumeremos algunos pocos de los métodos usados:
Ø Mucha publicidad evita declarar mentiras abiertas y comprobables sobre el producto pero no por ello dicen la verdad. Es decir utilizan verdades a medias, mentiras difíciles de demostrar, exageraciones difícilmente cuantificables u opiniones que transmiten un mensaje equivocado pero expresado de forma que evita la denuncia probablemente, seguramente, quizás, uno de los más…
Ø Usan palabras y frases impactantes pero pocos hechos y datos concretos analizables.
Ø Añaden todo un contexto, supuestamente agradable, con el que desean que relacionemos el producto para que cuando lo veamos lo relacionemos con esos sentimientos que experimentamos al ver la publicidad y sintamos el deseo de comprar. Una vez este ahí el deseo, aunque sea ilógico ya nos encargamos nosotros mismos de auto engañarnos dándonos argumentos para gastarnos ese dinero. En este caso el “antivirus” es claro. Debemos tratar de separar la paja del trigo. Desnudemos la publicidad, quitemos la música, las mujeres atractivas (u hombres), las caras de falsa felicidad de los actores… Analicemos el producto en sí. ¿Qué necesidad real de nuestra vida cubre?, si realmente lo necesitamos ¿qué ventajas reales ofrece sobre otras marcas?
Ø Una parte importante de la publicidad va dirigida a los niños. Evidentemente estos son más vulnerables a la manipulación. Es relativamente fácil impactar emocionalmente a un niño para que sienta la necesidad de obtener un artículo para ser más feliz y para no ser menos que otros niños. De hecho, el niño no tiene la experiencia, la desconfianza necesaria ni el conocimiento para hacer un análisis realista. Por ello es importante que los padres le dediquen tiempo al niño inculcándoles unos valores diferentes. Simplificándolo mucho podríamos decir que por ejemplo los padres pueden luchar contra el fundamento de muchos mensajes publicitarios lanzando constantemente su propio, y más realista mensaje como: “no vas a ser más feliz por tener más juguetes” o “no vas atener más amigos de verdad por tener ropa de marca”…