“Corte su chaqueta según la cantidad de tela.” Este antiguo refrán inglés nos recuerda la importancia de elaborar un presupuesto. Sin este, los gastos se disparan sin que uno se de cuenta. Uno piensa: “¡Pero si solo gasto lo necesario!”. Pero no es así.
Usemos un símil. Todos tenemos 24 horas al día. Hoy la mayoría tenemos muchas cosas que hacer. ¿Qué ocurre si no nos planificamos bien? Pues que se acaba el día y nos quedan pendientes algunos asuntos ¡Y muchas veces de los más importantes! ¿Por qué? Porque sin planificación, tendemos a dedicar un poco más de tiempo a las actividades que más nos gustan o quizás dentro de las obligaciones que tenemos que cumplir, a las que menos nos desagradan. Finalmente acaba el día y comprobamos desolados que nos quedan cosas importantes sin hacer. A veces encontramos una aparente solución que se convierte en rutina: robamos horas del descanso de la noche para poder atender la emergencia. Pero no nos engañemos finalmente eso se paga, quizás con nuestra salud física o emocional, incluso muchas veces lo pagan las personas que nos rodean. En definitiva el tiempo no nos llega. Pero es interesante que dice un dicho “Si quieres que algo se haga dáselo a una persona ocupada” ¿Por qué? Porque muchas veces las personas ocupadas han aprendido a planificarse bien fijándose las prioridades y haciéndose un horario. Sí, tienen los mismos ingresos de tiempo y más gastos, es decir más cosas que hacer, pero… ¡Consiguen hacerlo todo! ¡Incluso consiguen ahorrar! Quier decir que aun les sobra un poco de tiempo. Pero no es un truco de magia. No hay atajos, la diferencia la marca la buena planificación: Fijarse las prioridades y hacerse un horario.
Con nuestros recursos económicos ocurre igual. Muchas veces no depende tanto de cuantos ingresos tenemos sino de si sabemos planificar bien cómo los gastamos. ¿Qué ocurre si no nos planificamos bien? Pues que ante de acabar el mes ya nos hemos gastado lo que hemos ganado y aun nos quedan pendientes algunos gastos ¡Y muchas veces de los más importantes! ¿Por qué? Porque sin planificación, tendemos a gastar un poco más a lo que más nos gusta. A veces encontramos una aparente solución que se convierte en rutina: pagar a crédito para poder atender la emergencia. Pero no nos engañemos, finalmente eso se paga… ¡Y con intereses! Pero hay personas que con menos ingresos consiguen llegar a final de mes ¡Incluso consiguen ahorrar! Pero igual que ocurre con el uso del tiempo no hay atajos la diferencia la marca la buena planificación: Fijarse las prioridades y hacerse un presupuesto.