“PARA el que no sabe a qué puerto se dirige, no hay ningún viento favorable.” Se atribuyen a Seneca estas conocidas palabras que indican una realidad innegable: Es necesario ponerse objetivos. Sin metas no se consigue nada, y esto aplica también a la economía.
Cuando vivir en tiempos de crisis es todo un desafío, pensar en ahorrar puede parece una utopía irrealizable y poco realista. Por eso esta es la pregunta: ¿Es posible ahorrar?
La respuesta depende claro de muchas variables pero, en mi opinión, en muchos casos la más importante es la propia actitud y voluntad del individuo. En muchas ocasiones un ‘mileurista’ ahorra más que un alto ejecutivo con grandes ingresos pero que lleva un nivel de vida por encima de sus posibilidades. La filosofía del ahorrador se basa en la siguiente evidencia: “Los gastos no pueden superar a los ingresos”.
¡Espera! ¡No te vayas aun! Se que parece una obviedad, pero es la base y aunque todos lo sabemos, la mayoría de las veces se pasa por alto. Como es evidente hay dos variables sobre las que podemos actuar: disminuir los gastos y aumentar los ingresos. En este blog nos vamos a centrar en la primera variable.
Un ahorrador debe planificarse bien. El ahorro no viene de la casualidad (“¡Vaya! ¡Este mes me han sobrado 200 €!”). El ahorro suele venir de un objetivo concreto y una fuerte voluntad de alcanzarlo.
Por eso el ahorrador debe ponerse un límite claro en lo que puede gastar. El primer paso es ponerse un objetivo de ahorro realista ¿Cuánto quieres ahorrar? Comienza con una cantidad pequeña e inviértela para que crezca poco a poco. Pongamos por ejemplo que ganas 1000 € al mes y quieres ahorrar en un principio 25 €. La cuenta es sencilla, el límite de tus gastos está en 975 €.
Este es el primer paso. Ponte tu objetivo de ahorro y establece tu límite de gastos. Esto es esencial para el segundo paso: Elaborar tu presupuesto.