Cómo suele decirse cada maestrillo tiene su librillo y lo cierto es que hay muchas formas de hacer un presupuesto y muchas de ellas son perfectamente válidas y útiles.
Por su sencillez y versatilidad yo personalmente utiliza uno basado en una hoja de cálculo de Éxcel. Es bastante sencillo para uno mismo hacerse una hoja de cálculo a la medida, pero para quien no esté familiarizado con esta herramienta se puede bajar una de las muchas ya creadas que circulan por la red.
Básicamente el presupuesto debería contar con dos bloques bien diferenciados. En uno anotaríamos los ingresos pormenorizados de cada mes con las diferentes entradas. Nos centramos en el segundo bloque que es el de los gastos. En este sería recomendable incluir tres columnas: previsión, gasto real y diferencia entre ambos. En las filas podríamos destacar varias secciones principales con subdivisiones. Las secciones principales podrían ser créditos, vivienda, comida, transporte, ocio, cuidado personal…
Cada una de estas secciones principales podríamos subdividirla, por ejemplo en la sección principal vivienda podríamos incluir una fila para cada uno de estos apartados: electricidad, gas, teléfono, Internet, limpieza…
Al comenzar un mes yo recomendaría hacer un balance del mes terminado para analizar si hemos cumplido nuestros objetivos y a continuación actualizar la previsión de los ingresos y los gastos para el mes entrante, estableciendo de forma realista un límite de gastos y un objetivo de ahorro. Para que esto sirva de algo, uno debe ser metódico y minucioso al consignar las cantidades durante el mes, para lo cual suele ser útil guardar siempre los recibos y resguardos de cada gasto. También lógicamente es importante que tratemos de atenernos a la previsión de cada gasto que habíamos hecho pero dado que siempre surgen imprevistos sobre todo tratar finalmente de atenernos al límite de gastos total para el mes. Así si ha sido necesario aumentar el gasto de una partida, debemos buscar cómo reducir otra partida de gastos en la misma proporción.